Patricia Diez Psicóloga Online

Controla Tu Ansiedad (Creo que voy a explotar)

Cada vez con más frecuencia, acuden a los servicios de urgencia de los hospitales personas que refieren estar sufriendo lo que creen ser un “ataque al corazón”.

Piensan que van a morir, que les va a dar una hemiplejia, un derrame cerebral o que tienen algún tipo de enfermedad grave irreversible.

A veces piensan que se están volviendo locos y perderán el control o harán alguna excentricidad sin motivo.

Los síntomas son claros; temblores, sudoración, fuertes palpitaciones, presión torácica, sensación de ahogo y atragantamiento, náuseas o mareo, por lo que no es extraño sentir terror.

Pese a éste cuadro de síntomas tan alarmantes, descubren, gracias al médico, que todas las pruebas realizadas descartan cualquier tipo de enfermedad física. Es decir, estamos ante una “crisis de angustia” que no es más que una fuerte activación física, con percepción de peligro inminente, o sea, ansiedad.

Una vez conocido el diagnóstico, se puede comenzar el tratamiento.

1ª fase del tratamiento: Información

Es muy importante que la persona conozca lo que le está ocurriendo para que lo pueda manejar, de manera que debe comprender que lo que está sintiendo, no viene causado por ningún trastorno orgánico sino que deriva de uno psicológico.

Esto puede resultar difícil de aceptar en un primer momento. Obviamente no es fácil creer que ese conjunto de síntomas tan intensos puedan desarrollarse en nuestra cabeza aún estando completamente sanos.

Una vez que se ha comprendido la falta de relación entre la salud física y los síntomas, habrá que entender que no se corre peligro. Por muy mal que se encuentre la persona, no va a ocurrir nada de lo que teme.

Es importante que la persona tenga paciencia con sus síntomas. Pese a que suelen darse de manera repentina produciendo un malestar físico intenso, esto no suele durar mucho tiempo. Por suerte, cuando se llega al pico más alto de ansiedad, el cuerpo no es capaz de mantenerla ahí, por lo que tiende a disminuir sola poco después de producirse.

2ª fase del tratamiento: Señalar el papel fundamental que juegan los pensamientos.

Es sabido que todos sentimos sensaciones físicas que a veces pueden hacerse más presentes o parecer diferentes en algunos momentos concretos de nuestra vida y de alguna manera, tendemos a interpretarlas.

Hay personas que apenas le prestan atención y esperan a que desaparezcan, otras sin embargo comienzan a observarse fijando su atención en lo que están sintiendo, de manera que lo notan con mayor intensidad. Es ahí cuando comienzan a preguntarse qué estará ocurriendo, con las consiguientes respuestas de preocupación. Esto les pone nerviosas, lo que
agrava los síntomas entrando en un círculo de sensación- preocupación- mayor intensidad de sensación, que urge romper.

La persona se pone más y más nerviosa y esos nervios le ponen peor debido a ese flujo de pensamientos preocupantes acerca de la situación que está viviendo. Son pensamientos de peligro, que suelen juzgarse exagerados por la propia persona.

En este momento es normal que se haga un esfuerzo mayor por respirar, en un instinto por superar esa sensación de falta de aire, tomando así más oxígeno del necesario por lo que se produce la típica sensación de mareo.

Una vez entendido el mecanismo de la ansiedad, se pasa a una fase más activa del tratamiento.

3ª fase del tratamiento: enfrentarse a los propios síntomas.

Es común la respuesta de huida o evitación en casos de ansiedad. Quien lo sufre trata de escapar de las situaciones que intuye que puedan estar dando lugar a esos síntomas, siendo cada vez más reducido el número de sitios en los que se encuentran bien. Por eso es necesario persistir y aguantar un tiempo en la situación en que se encuentra hasta que pasen los síntomas. De esta manera comprobará que no ocurre lo que teme. En poco tiempo la persona notará mejoría.

4ª y última fase del tratamiento: Memorizar y seguir una serie de indicaciones:

  1. Las crisis de angustia no son más que reacciones corporales normales causadas por el miedo.
  2. No se está enfermo, ni loco, son reacciones desagradables pero no son peligrosas.
  3. Deja que pasen, acéptalas, no intentes luchar contra ellas, respira con el abdomen muy lentamente hasta que pasen.
  4. No intentes escapar. Si estás en la calle busque un sitio para sentarte o apoyarte. Si has huido vuelve en cuanto recuperes fuerzas al lugar donde te dio.
  5. Detén inmediatamente las preguntas sin respuesta o de miedo.
  6. Intenta distraerte cuando te encuentres en la situación temida.
  7. Cuando el pánico aminore, habrás conseguido un éxito más en tu lucha contra el miedo. A partir de ahora se dará con menos frecuencia a medida que te vayas enfrentando.

Si sientes que te interesa profundizar en el tema, no dudes en preguntarme y te orientaré con opciones de lo que podemos hacer.

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